A este agresivo acto se suman el secuestro y asesinato de unos campesinos colombianos por orden del gobierno de Chávez; el secuestro, tortura y cruel homicidio de un capitán y un suboficial del Ejército colombiano; el secuestro y encarcelamiento de varios colombianos "sindicados" de ser espías; sobrevuelos de helicópteros militares venezolanos sobre territorio colombiano; cierre unilateral del comercio de Colombia hacia Venezuela; frases irrespetuosas hacia Colombia y el presidente Uribe; farsas diplomáticas con mentirosas denuncias contra Colombia; comprobada relación y apoyo financiero de Chávez a las Farc confirmado en los computadores de Raúl Reyes; etc, etc.
Los estudios estratégicos de las guerras, demuestran que los ataques sorpresivos no lo son tanto como se cree, sino que son la concreción de una serie sistemática de agresiones e incidentes provocados de manera intencional, por quien aduce ser el ofendido, materia en al cual los comunistas y en general los caudillos totalitaristas son expertos.
El extenso listado de agresiones chavistas contra Colombia enunciadas en párrafos anteriores, corroboran la tesis. En su condición de comunista confeso y obsesivo, Chávez no solo está en guerra contra Colombia, sino que con sus fuerzas militares de bolsillo, planea un ataque contra Colombia y para el efecto, enmascara su intención con el argumento que Venezuela es el país agredido por Colombia, manipulación dialéctica que refuerza con la mentira que la presencia militar norteamericana en siete bases militares colombianas, es la cabeza de playa para un ataque contra su país.
Pero Chávez y la dictadura cubana no actúan solos. Al unísono cuentan con el soporte ideológico y procedimental de los gobernantes de Nicaragua, Ecuador, Bolivia, Paraguay, Uruguay, Brasil y Argentina, mas la doble moral de colombianos por la paz, y la solidaridad ideológica de todos los partidos comunistas del continente y otros países del mundo, la Coordinadora Continental Bolivariana, los miembros del Alba y la publicidad gratuita que les hace el Foro de Sao Paulo.
Como quedó demostrado en los computadores de Reyes, los comunistas latinoamericanos en sórdida sociedad con las diversas vertientes del Partido Comunista Colombiano (legal y clandestina), desarrollan un sistemático complot contra la institucionalidad y la libertad en Colombia.
En el instante atacan al presidente Uribe porque él encarna la primera autoridad del país, pero de seguro después del siete agosto venidero, atacarán a quien ocupe el solio de Bolívar, a menos que sea el camarada y terrorista Gustavo Petro, su par ideológico y socio de intenciones geoestratégicas del marxismo-leninismo en el hemisferio.
Lo aterrador de este cuadro geopolítico y estratégico, es que mientras la ebullición de la revolución comunista en Venezuela extiende sus tentáculos al resto del continente e inclusive hasta Europa, donde la embajadora de paz se empecina en legitimar al grupo terrorista, la avaricia electorera de los actuales candidatos a al presidencia de la república, no ha podido saciar el consuetudinario y voraz apetito que les ha caracterizado a lo largo de la historia republicana.
El ascenso mediático en las encuestas de la dupla Mockus-Fajardo formó una burbuja impredecible. Ni el uno ni el otro están preparados para asumir el delicado encargo. Explotan el deseo de muchos electores de no votar por la politiquería y el clientelismo característicos de los demás candidatos.
Esa fue la razón por la que en anteriores comicios, Mockus fue elegido alcalde de Bogotá, un ciego gobernó a Cali, Lucho Garzón reemplazó a Peñaloza y Angelino fue gobernador del Valle. No porque fueran los más capaces, como en realidad demostraron su nivel de incompetencia, sino porque el electorado no quería más de lo mismo.
Preocupa en grado sumo, que ante la crisis interna que vive la revolución
chavista en un país polarizado, mediante un arrebato de histriónica esquizofrenia, Chávez disponga un ataque armado contra Colombia, desate una guerra de impredecibles consecuencias y auspicie la legitimación de la ofensiva final de las Farc con el apoyo de los demás gobiernos comunistas latinoamericanos y otros gobiernos pro terroristas antiyanquis en el planeta.
En ese escenario las Farc harían lo mismo que los bolcheviques durante la primera guerra mundial, es decir, atacarían a su propia patria; y desde luego, los comunistas y las marionetas del socialismo del siglo XXI, verbigracia Colombianos por la Paz, se tornarían en los más fervientes pacifistas, con obvio sesgo prochavista.
Lo cierto es que ninguno de los aspirantes a la presidencia de Colombia 2010-2014, pareciera tener claro esta tremenda responsabilidad, ni siquiera entender lo que se teje en el entorno geopolítico cercano, con la circunstancia agravante que el gobierno de Estados Unidos juega a dos bandas a pesar de que en Venezuela lo consideran enemigo declarado como se observa en las imágenes pintadas por grafiteros en Venezuela, las cuales ilustran este blog, en las que aparece la cabeza de Hillary Clinton, semejanza de Goliat decapitado por David representado por un obrero comunista venezolano.
En síntesis, mientras Chávez incrementa la agresión estructurada en un Plan Estratégico comunista, Colombia vive otra patria boba, porque los candidatos ni presentan programas convincentes ni demuestran posiciones concretas frente a esta grave realidad.
Coronel Luis Alberto Villamarín Pulido
Analista de asuntos estratégicos
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