El Estado en la teoría política democrático-capitalista, se caracteriza por su personalidad anónima. En otras palabras sus funcionarios y representantes simulan ser el mismo Estado, y no a ninguna persona física, eximiéndose por tanto de cualquier lazo del orden social, y exponiéndose como los portadores únicos y legítimos de la soberanía del pueblo.
El Estado en esta ideología pasa a ser la expresión de la soberanía nacional, es decir aquel poder que residía en todos los poderes comunales independientes, se convirtió en una simple expresión de unos representantes elegidos por la providencia, para ejercer tan preciada labor, encomendada por la elite acaudalada (no hay que olvidar que la constitución de Cúcuta determina unas cuotas de capacidad monetaria para poder votar en las elecciones).
En dicha teoría demo-capitalista, se puede resumir todo el accionar público en dos marcos conceptuales, el Sector Privado y el Sector Estatal, en un Estado así concebido sólo se puede optar por el estado-mercado; aquel cuyo único fin es el garantizar el funcionamiento, las ganancias y la manutención de la oligarquía, con grandes recursos monetarios.
Esta herencia se la debemos en su máximo desarrollo a la constitución americana, la cual fue copiada de las más diversas formas en las distintas constituciones de los pueblos latinoamericanos. La constitución de Cúcuta es un ejemplo de ello, ya que en sus planos conceptuales, sólo se diferencia de los americanos en su versión centralista al concebir el Estado Colombiano.
El derecho fundamental es por tanto, la propiedad privada, única e inviolable. La representación directa es una ficción para el capitalismo, a la cual hay que darle los menores espacios posibles. El Estado no puede tener ningún poder de planeación y mucho menos puede decidir su curso futuro, o determinar la política monetaria, eso es una labor exclusiva de la banca privada o de tecnócratas especializados.
Aunque todo colombiano se ve afectado por las decisiones monetarias, tomadas desde los centros de poder del Estado, encuentra que no tiene ningún poder sobre esta, peor aún el ciudadano del común se enfrenta a que sus gobernantes ya no tienen capacidad alguna de decisión y que aquellas decisiones importantes que le incumben a todo el mundo se toman desde los centros financieros, al decir de Rockefeler “Denme el control la moneda de un país y me importara un carajo quien haga las leyes”.
LA FINANCIACIÓN NACIONAL
La financiación nacional ha sido uno de esos legados desastrosos, que hemos recibido de la constitución de 1991. Al Estado se le prohibió esa tan sana práctica usada por Nuñez de controlar desde el Estado la emisión primaria para financiar la actividad Estatal y controlar el desarrollo de la economía. Al estado en el artículo 373 de 1991 se le prohibió que el Banco de la República le otorgara créditos al Estado mediante el recurso de la emisión de divisas y por tanto sólo se le permitió al Estado el acudir a la emisión de deuda pública en el mercado nacional para financiar su actividad.
La decisión de no financiar al gobierno con emisión de moneda, es decir se le negó al estado el recibir los beneficios del Señoraje
1. Siempre que haya inflación va a existir el señoraje y el beneficio término por ser percibido por la banca privada.
El manejo de los TES (Títulos de Tesorería), que representan el 90% de la deuda interna, nos permitirá mostrar el costo que asumió el Estado a favor del mercado. El aumento de las tasas de interés en los TES aumento el déficit estatal en los años 90 y el comportamiento de emisión siempre a la alza, terminó por afectar gravemente las finanzas públicas.
El Estado coloca TES en tres segmentos diferentes. El primero es el mercado de capitales donde la tasa se determina libremente. El segundo es el “mercado” de las entidades públicas que deben invertir todos sus excesos de liquides en TES. Por último se encuentra el ISS que tienen obligación de invertir sus reservas en TES. Estas dos últimas determinan sus tasas por las estructuras de las subastas del mercado.
Este sistema lideró a que el Estado fuese el oferente de los TES y a su vez su gran demandante. El Estado sigue el ciclo ridículo de emitir TES para poder pagar los rendimientos de las instituciones públicas. Pero a pesar de su poder de mercado el gobierno se ha negado a incidir en las tasas.
Terrible legado, ya que una vez implementado esto y dados los beneficios que le otorgo la constitución a los entes privados para “jugar” con esta deuda el estado este ha seguido un ciclo de endeudamiento que muy pronto hará que la única misión del estado sea el pagar los intereses de la deuda que ha adquirido internamente
LA FINANCIACIÓN DE LA BANCA MULTILATERAL
Esta financiación de la banca internacional ha sido peor que la que el Estado ha tenido con la burocracia nacional. Tal financiación puede provenir de los más diversos medios como el FMI, el Banco Mundial, el BID (Banco Interamericano de Desarrollo), el Banco Asiático de Desarrollo o la Banca Privada Internacional. Los costos de todas estas son indescriptibles, más aún cuando se le recomienda a un Estado mantener sus niveles de deuda.
El pago de la deuda externa está determinado por el monto de la deuda, los intereses pagados y la tasa de cambio. Aún así las entidades internacionales se cubren de estas variables y tienden a imponer tasas variables que garanticen su inversión y crezcan según el “reference rate” (Tasa de Referencia) o según las variables de la tasa de cambio del dólar.
Hay que tener en cuenta que en este mes el FMI, amplió su cupo de crédito a Colombia a unos 6100 millones de dólares. Los créditos del FMI, suelen estar atados e imponer cambios en las estructuras nacionales, pero una vez que el Estado es incapaz de pagar esos créditos se tiene que conformar a las reformas estructurales que implica el refinanciar los créditos o peor aún pedir un “Stand By” del mismo. Las reformas comúnmente se centran en la privatización, en la reducción de subsidios prestados por el Estado como a su vez la disminución de puestos públicos.
No hay que olvidar que con respecto a la banca privada internacional, y después de las desastrosas experiencias de los países latinoamericanos con bancos como el City Bank, ya que los países latinoamericanos al ser incapaces de pagar dichos créditos tuvieron que garantizar el pago de su deuda emitiendo los afamados Bonos Brady2 y el adquiriendo bonos americanos, no es mucho lo favorable que se pueda hablar de ello o de la intervención del FMI en estos casos, por lo que en este trabajo me concentrare en los manejos inescrupulosos del BM y el BID.
Las estructuras organizativas y las formas de voto en estas organizaciones difieren poco. Básicamente se pueden enmarcar por la participación predominante de los Estados Unidos (como si hablásemos de una sociedad anónima) y la imposibilidad de tomar decisión alguna sin su aprobación, a la imagen y semejanza de lo que sucede en el consejo de seguridad de la ONU. Órganos de explotación, que tienen como propósito sustentar la “conciencia universal”.
El Banco Mundial y el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) son conocidos como bancos de desarrollo, por tanto según estos su misión principal es prestarles a los países tercermundistas o en desarrollo, para que estos realicen proyectos estructurales (obras viales, aumento de la capacidad de suministro de servicios públicos, suministro de servicios públicos etc.) y a su vez por el otro lado, los créditos de esta Banca pretende la imposición del estado gendarme (desmantelar el Estado), la reducción de las empresas públicas y el implementar fuertes privatizaciones, exigidas por la banca multilateral. Se me ocurre por ejemplo cuando en el año 1997 el BID prestó 350,000 dólares a INVIAS para desarrollo de regulaciones de concesiones de carreteras y administración de dichas concesiones, como es lógico dicho préstamo pretendía crear las bases para que los funcionarios públicos del Estado colombiano supiesen como llevar a cabo las licitaciones públicas para otorgar las obras viales al mejor postor (en otras palabras al más corrupto).
En síntesis la labor de esta banca es sustentar las políticas del FMI, haciendo que los estados realicen proyectos estructurales y licitaciones, tendientes a la privatización, a conceder a sumas irrisorias la infraestructura de los entes públicos a contratistas privados y a declarar la inoperancia absoluta en cualquier aspecto posible del Estado colombiano.
Al igual que en los créditos del FMI, y aunque no está estipulado en sus principios, el BM y el BID tienden a poner “ataduras” a sus proyectos y a condicionar a qué tipo de propósitos deberán ir sus créditos, condiciones que están destinadas a beneficiar al sector privado, en especial a aquel sector privado de los países plutocráticos, por lo que presionan para que las licitaciones de consultores y de contratistas, se realicen de la forma más abierta posible, para que así las empresas privadas participen con las más amplias garantías en los procesos financiados con deuda del Estado Colombiano, y que a la final va a ser pagada por los colombianos, mientras que las grandes ganancias son conservadas por los entes privados.
Los créditos irresponsables que el Banco ha permitido son otro ejemplo desastroso de la política de está banca multilateral, con proyectos en muchos casos insustentables que han liderado a quiebras y perdidas insustentables. Los desastres de dicha política en el pasado, no importan, estos bancos están obsesionados en lograr que el estado se endeude al máximo, lo que ha sido logrado con una política crediticia que permite el endeudamiento libre de los diversos entes Estatales distintos al gobierno central, como lo son los departamentos, municipios, alcaldías locales o entidades autónomas, lo que ha liderado una insustentable y creciente deuda.
En resumen el estado-mercado colombiano ha llevado un proceso de fuerte descentralización y endeudamiento innecesario con el sector privado y la banca extranjera, haciendo del Estado un botín más a conseguir en la lucha del libre mercado. La misión principal del estado se convirtió en proteger al especulador santo y apóstol en el sistema demo-capitalista, cualquier cosa contraria a esto sería una atrofia y por tanto será extirpada por los elegidos y declarada herejía por los inquisidores destinados a ser ricos y por tanto deberá ser aceptada por aquellos maldecidos a ser pobres, esto se trata de la instauración máxima del calvinismo paria y apátrida, que se consolido en nuestras instituciones como una enfermedad terminal sin remedio alguno.
1Señoraje: Los ingresos que se obtienen de la emisión de dinero, dado que el valor intrínseco del papel o de la acuñación de metal es menor al nominal.
2Bono Brady: A principios de la década de los 80, algunos países en desarrollo no pudieron hacer frente a sus obligaciones deudoras. Se pusieron en marcha una serie de medidas para resolver el problema de la deuda de esos países, pero la que tuvo más éxito fue la que propuso en 1989 Nicholas Brady, un antiguo Secretario del Tesoro de Estados Unidos. En esencia, los bonos Brady son títulos que dan una nueva estructura a la deuda de un país al intercambiar préstamos comerciales por bonos nuevos. Normalmente, estos bonos nuevos tienen algún tipo de garantía relacionada con bonos cupón cero del Tesoro de EE.UU. y con vencimientos hasta 30 años. Estos títulos se ponen en un fideicomiso para garantizar la devolución del principal y algunos de los pagos de intereses, pero se le da un tiempo prudencial al país para comenzar a pagar su deuda e intereses, por ejemplo 15 años.
*Si se desea mayor información ver: “El desmanejo de la deuda pública interna”, Mauricio Cabrera Galvis y Jorge Iván González
Santiago Iasi
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