Al medio día de hoy, en momentos en que recogía a mis hijos del colegio, atentaron a balazos contra mi vida e integridad. La furia de los sicarios, el odio en sus ojos y el empleo infame de sus armas de fuego, no lograron superar la resistencia del vidrio blindado del vehículo, que protegió mi vida y que no me fue dado por el Gobierno. Solo una organización canalla y sanguinaria, sin escrúpulos, abre fuego en medio de cientos de niños y niñas que a esa hora salían del centro educativo. Gracias a Dios no ocasionaron una desgracia contra la vida e integridad de esos escolares.
Este atentado se produce en momentos en que reclamamos al Gobierno nacional y al Ministerio del interior, que no desconozcan los derechos a las víctimas de las acciones criminales de los brazos armados del partido comunista, en las décadas de 1960, 1970 y 1980. Les molesta sobremanera que sus crímenes queden registrados en la memoria histórica de Colombia; les molesta que sus crímenes pasen por el ejercicio de los derechos a la verdad y a la reparación; Les disgusta que no toleremos sus pactos secretos entre dirigencias liberales y conservadoras, que han traicionado sus bases sacrificadas, para encubrir estos crímenes.
Atentan contra mi vida, en momentos en que reclamamos nuestro cupo, que por ley tenemos como organización de victimas, en la Comisión Nacional de Reparación. Eso tampoco les gusta. No les gusta que reclamemos que la memoria histórica se levante recta, sin sesgos y sin ocultar autorías intelectuales de organizaciones comunistas.
Soy abogado defensor de militares en escenarios judiciales y políticos. Y eso también molesta mucho a esta izquierda seudointelectual violadora de los derechos humanos. Soy abogado asesor y acompañante de las comunidades afrodescendientes que en el Atrato denuncian a las Farc y a las ong´s justicia y paz y otras internacionales, de trabajar en concierto para someterlos y dominar sus territorios. Actúo como representante de victimas y parte civil en el emblemático proceso de la unidad de derechos humanos de la Fiscalía, referenciado como el “2022” que ya ha condenado decenas de milicianos autores de asesinatos contra las comunidades negras en el Atrato y que contiene las denuncias y pruebas contra las ong´s señaladas de actuar en contubernio con las Farc. Y claro, eso tampoco les gusta.
El Gobierno nacional debe garantizar mi vida, mi integridad, y ser garante de los derechos de las víctimas de la guerrilla. Los autores del atentado me son indiferentes, pues son simples brazos armados de una izquierda totalitaria, altamente criminalizada, que pretende con mi asesinato, cubrir de impunidad sus crímenes y levantar a su medida la memoria histórica del conflicto que ellos iniciaron.
Si acaban con mi vida o la vida de mis hijos, la autoría material y mediata está plenamente establecida en este documento. Por su parte, El Gobierno del Presidente Juan Manuel Santos y su vicepresidente Angelino Garzón, antiguo miembro del Partido Comunista y fundador de la UP, serán responsables ante la historia, por acción u omisión.
FERNANDO VARGAS
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