(Filippo Corridoni)
“¿Quien lo habría imaginado?
Del sacrificio de una juventud consagrada al futuro.
Solo surgen los gusanos de la corrupción.
¿Quien lo habría imaginado?
En campos anegados de restos que una vez prometieron Un
Renacer.
Solo mendran plantas venenosas y las espinas.
La, miseria pronto tendería sus doradas alas.
Y el viento que sopla sobre las hierbas extenderá la pestilen-
cia.
En mi corazón el amor que por mi país siento
Es color sangre como las flores de mimosa bajo la lluvia.
De súbito, tras la tormenta, sobre alpendes, columnas y ba-
Laustradas.
Se extiende el blanco moho des despotismo.
La sabiduría de ayer se anubla en lujosos baños de lucro.
Y el activista de ayer se esconde en un palanquín de brocados
Recamados.
Nada mejor seria.
En las regiones de Kabin y Patani,
En donde señalan los senderos el peral florecido, el palo de
Rosa y el lozano follaje de Manifan.
La hiedra reptante, la rosa de espinas y los claveles;
En donde el sol y la lluvia caen sobre profundas junglas;
En donde moran rinocerontes, tapires y búfalos;
Si, en una ocasión, una manada de elefantes en busca de agua
Aplastase mis huesos bajo sus patas.
Nada mejor seria.
Que desgarrar con mis propias manos la roja media luna de
Mi garganta.
Brillante en la maleza cubierto de roció.
“Quien lo sabría”
“Quien lo sabría”
Yo entono mi canto de pena”
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